El dueño de un restaurante de lujo que prefiere mantenerse anónimo afirma que dio como instrucción a sus empleados que dejen un gargajo en cada pedido que venga de algún corrupto. Más precisamente afirmó:
"Nosotros no les prohibimos la entrada, al contrario les invitamos a venir para sazonarles la comida con amor. Yo no soy el único, tengo varios colegas que hacen lo mismo en sus restaurantes".
Algunos de sus chefs anónimos comentaron al respecto:
"Tambien me gusta secarme el sudor con el pan que piden esos políticos, les deja un sabor saladito que inclusive les gusta mucho". Chef Fulano.
"Yo amo amasarles la comida con las axilas o el pene. Pero me aseguro que no queden pelos". Chef Mengano.
Por su parte varios diputados afirman que todo esto no los inquieta, pues han pasado toda la vida lamiendo culos para llegar a donde están. Por lo que ya están acostumbrados a tragar cochinadas.
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